Vamos Grana a Levantar..

Caída Libre

Una nueva derrota de Lanús, esta vez por 2 a 0 ante Gimnasia de Jujuy en calidad de visitante. Los goles fueron convertidos por César Carranza y Facundo Pérez Castro. El equipo jujeño hacía quince partidos que no ganaba. El Grana no obtiene un victoria por el torneo local desde la tercera fecha. La victoria ante Danubio y el agónico, y heroico, empate ante Racing parecían poder devolverle a Lanús la templanza anímica que había perdido. Pero esto no fue así; El Granate volvió a dejar una imagen malísima, tanto desde lo futbolístico como desde lo anímico y perdió ante un equipo que difícilmente tenga siquiera un jugador de categoría. Arrancó el juego con una clara chance para Lanús, con un cabezazo de Pelletieri que se fue cerca del travesaño. Y en la mejor jugada Granate, Valeri habilitó a Blanco, quien definió de zurda, con poco recorrido, y el gol fue impedido por el golero de los jujeños. El partido se tornó malísimo. Nadie jugaba a nada. Recién sobre los 30 minutos Nicolás Ramírez sacudió la modorra con una guapeada y de allí hasta el final, los jujeños tuvieron dos chances: un centro y su posterior rebote evitados por Bossio y un cabezazo de Turdó que pasó cerca. Nicolás Ramírez tuvo también un tiro de lejos. Ese primer tiempo no fue de ninguno de los equipos, y resultó un verdadero dolor de ojos para los amantes ya no del buen fútbol, sino para aquellos que se conforman con un fútbol regular. Un fiasco. Complemento y esperanza de mejor juego, ya que de jugar peor, hubieran caído demandas por la devolución del costo de la entrada. Hete aquí que Gimnasia jugó mejor que en la primera parte, pero Lanús continuó con su línea y tuvo una actuación inclusive peor. El equipo de Cabrero dispondría a los 6 minutos de su chance más clara. Tras un centro, Sand remata incómodo y la pelota da en el palo; Quintana no logra convertir de cabeza en el rebote y Faccioli, de volea, manda la pelota a Bolivia. Increíble que no haya sido gol. Labruna puso a Carranza, que si bien no es Messi, fue más que suficiente para inclinar la balanza del partido. De hecho, en una pelota parada, se le escapó a Sigali y abrió el marcador de cabeza. Si usted no vio la jugada, ahórrese la mala sangre y no la vea. Es inadmisible como Sigali duerme y pierde la marca de un jugador diez centímetros más bajo. Desde allí, lo de Lanús fue irritante. Sin fútbol, mal parado tácticamente, expuesto constantemente a los contra ataques, perdiendo posiciones de maneras infantiles, fallando pases de cinco metros, sin fuego sagrado, El Granate no hacía más que exasperar. A los 20 minutos, Bossio evita estirar las cifras, desviando un cabezazo que luego da en el travesaño. Luego en la única aproximación que tuvo Lanús, Velázquez remató dos veces al arco, con buen criterio pero sin éxito. Más tarde casi aumenta Arraya y finalmente, a los 38, Pérez Castro puso la chapa final con un remate lejano, en el que Bossio miró atentamente y en el que, si no llegaba, al menos podría haberse tirado para ensuciar la pilcha. Tenía razón Ramón Cabrero cuando dijo que Lanús se había acostumbrado a perder. Está a la vista. Lo marcan los rendimientos y la tabla de posiciones. En lo que no tiene razón, es en seguir insistiendo con algunos jugadores que vienen demostrando un bajísimo nivel. El caso de Sigali es emblemático: No da pie con bola y está en un momento flojísimo. No se duda aquí de sus condiciones, que tal vez las tenga, pero los hinchas de Lanús no hemos tenido la suerte de poder disfrutar. Lo que está claro es que este no es su momento. Además, no es jugador del club y la variante de Rodrigo Acosta o Gastón Lolli parece más sana y hasta más redituable para el club. Sigali perdió a Carranza, mucho más pequeño que él, en el primer gol, en una pelota parada a la altura de la cabeza. Grave error. Algo parecido sucede con Adrián Peralta, quien no tiene acciones positivas para el equipo. Otro con muchas chances y poco rédito es Germán Cano, quien si bien es del club y de inferiores, debería rotar con Roberto Dovetta, quien en 45 minutos ante Newell´s mostró bastante más. Tampoco viene siendo buena la tarea de Emir Faccioli, aunque no parece que allí Ramón Cabrero pueda recurrir a algún otro valor. Lejos estamos de caer en la crítica hacia los valores de divisiones inferiores del Club. Sostenemos hoy la bandera izada con la asunción de Ramón Cabrero, del Vamos, Vamos los Pibes. No será la solución quitar a los chicos del medio, sino todo lo contrario. La discusión no pasa porque llegue otro en lugar de Germán Cano, sino que rote con Roberto Dovetta. O como marcábamos recién, preferimos que den ventajas Carlos Arce (está lesionado), Rodrigo Acosta o Gastón Lolli antes que las de Sigali. Las lesiones han determinado que muchos deban llegar juntos a primera y en posiciones claves. La zaga central es un claro ejemplo. Quintana y Faccioli no sumaban entre los dos cinco partidos en primera antes del inicio de este Clausura, y no puede exigírseles que sean Passarella y Beckenbauer. La bandera del Vamos, Vamos los Pibes es la que nos llevó a bordar la estrella el 2 de diciembre y por esa senda debemos seguir transitando. Los resultados llegarán, o no, pero debemos no morir, sino vivir con la nuestra, con nuestros genes y nuestro espíritu. Deja mucha preocupación esta derrota, por lo clara, por el rival, por la actuación y por la falta de respuestas anímicas. Rápido, este sábado, llega Vélez, con sus altibajos, pero aún así mostrando ser más que Lanús. El equipo está mal y necesita un shock, debe reaccionar pronto, porque está obligado a sumar puntos en el torneo local para arribar a la Copa Sudamericana y debe afrontar chances definitorias en la Copa Libertadores. De nosotros depende.