| El equipo de Juan Manuel Llop, que venía de obtener su primera victoria en el campeonato, goleaba por 3-0 al Granate en el Sur con goles de Maximiliano Moralez (PT 12 y 44m) y Emir Faccioli en contra (PT 38m), pero no lo liquidó y José Sand (PT 46m y ST 2m) y Nicolás Ramírez (ST 44m) rubricaron una remontada que golpea los ánimos de La Academia. Racing vivió este sábado en el Sur una gesta para el infarto. Apabulló primero, llevándose por delante de la mano de Maximiliano Moralez todas esas barreras que lo habían privado del triunfo antes de la fecha pasada. Sufrió después, cuando pasó de gozar una goleada a favor a que Lanús se le pusiera a un gol. Y le agregó emoción a la historia con una batería de chances perdidas, que convirtió cada avance granate en una fuente de sufrimiento para sus hinchas. Hasta que, rendidas ante la contundencia del local y casi en el epílogo, volvieron las sombras a La Academia. Y la historia terminó 3-3.
La agitada noche empezó con otra nota negra para el fútbol: cuando Juan Manuel Llop se dirigía al banco, cayó por un piedrazo arrojado por un plateísta local, que luego sería detenido. Afortunadamente, el técnico de la visita se recuperó enseguida, aunque la mancha ya estaba hecha.
Los únicos instantes de intrascendencia del desarrollo fueron los primeros diez. Ya a los 12, Racing abrió el tanteador: Adrián Bastía remató desde las puertas del área, la pelota dio en la base del palo izquierdo de Carlos Bossio y Moralez capturó el rebote por la izquierda para empujarla a la red. Sin embargo, la diferencia sonaba exigua para el buen juego asociado que desplegaba una aparentemente recuperada Academia, a la que sólo sobresaltó un tiro lejano de Maxi Velázquez que Hilario Navarro sacó al córner.
Moralez, protagonista excluyente del trámite, se perdió el segundo con Chiquito Bossio, pero a los 38 envió el córner desde la derecha que le pegó en la cabeza de un desafortunado Emir Faccioli para entrar a la derecha de la estirada de Bossio. Enseguida, a los 44, el sueño racinguista pareció cristalizarse: Reinaldo Navia, desde la derecha, habilitó a Moralez para que saque un gran sablazo al palo derecho del arquero. Y a los 46, Nicolás Ramírez mandó un bochazo desde la derecha que José Sand bajó de pecho para definir fuerte sobre Navarro.
Más allá del descuento, pocos habrán imaginado en el entretiempo lo que seguiría. Lanús había perdido por lesión a Lautaro Acosta y Carlos Quintana y, si a eso se sumaba el gol en contra, ni la fortuna parecía estar de su lado. Pero a los dos minutos del complemento. Velázquez disparó de media distancia desde la izquierda, Navarro dio rebote y Sand, en posición dudosa, venció al correntino con un tiro a su derecha.
A partir de entonces, el equipo de Llop supo que lo esperaba la incertidumbre. Salvo que liquidara el pleito. Bossio tapó el cuarto cara a cara con Erwin Avalos, dos veces se lo ahogó a Navia, y el ingresado Franco Zuculini estrelló un disparo en el travesaño. Y a los 44, esa ilusión de Racing se derrumbó cuando Ramírez capturó un rebote y fusiló a Navarro.
Nadie en la visita lo podía creer. Y, lo que es peor, la sensación de injusticia se le mezclaba con la certeza de que los tres puntos se le habían escapado de sus manos. El culpable de este golpe no fue más que Racing, capaz de encontrar un nivel superlativo y de dilapidarlo tan rápido como lo había conseguido. Por lo menos comprobó que es capaz de jugar bien. Ahora, mientras de todos modos se sabe fuera de la zona de riesgo de los promedios, tendrá tiempo para pensar cómo mantener esos preciados momentos de lucidez.
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